martes, 2 de enero de 2018

Angkor, la ciudad perdida




En las inmediaciones de Siem Reap se encuentra el que es, sin ningún lugar a dudas, el mayor atractivo turístico de Camboya y uno de los conjuntos monumentales más importantes del mundo. 

Los llamados templos de Angkor son la mayor estructura religiosa jamás construida por el ser humano y un importante vestigio arqueológico de la realidad fascinante y asombrosa que atesoraba el lugar y que ahora, con el paso del tiempo, estamos empezando a conocer. 

Bajo esta denominación un tanto ambigua se encuentra un extraordinario complejo que engloba más de mil templos. La mayoría de ellos ronda los mil años de edad y prácticamente todos han estado totalmente abandonados a su suerte durante varios siglos. Uno de los grandes enigmas que los científicos tratan ahora de descifrar es la razón por la cual han estado deshabitados y perdidos durante tanto tiempo. 
El recinto formaba parte de la ciudad sagrada de Angkor, capital del imperio jemer (khmer). Este reino, nacido en el siglo IX, gozó de gran prosperidad durante más de seiscientos años, en los que experimentó una considerable expansión, creciendo a gran velocidad tanto en tamaño como en población. Los estudiosos consideran que Angkor llegó a convertirse en la mayor urbe de la era preindustrial, rivalizando con la Roma imperial, el Bagdad del califato abasí, o Xián, la capital del imperio chino. Hasta que en el siglo XV se esfumó misteriosamente. 

Arqueólogos y científicos han tratado de encontrar una explicación a esta sorprendente desaparición. Hoy se manejan diferentes teorías para explicar cómo una gran ciudad, que se sabe podría tener alrededor de un millón de habitantes y un tamaño similar al área metropolitana de Nueva York, acaba convertida en ruinas y engullida por la selva. La más extendida habla de una larga época de sequías alternadas con lluvias torrenciales, que prácticamente inutilizaron los campos para la agricultura. Tras varias décadas de grandes hambrunas en estas condiciones, los habitantes de Angkor no tuvieron más remedio que emigrar de la ciudad para sobrevivir.


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