Hanoi es una ciudad ajetreada, intensa, viva y un tanto vertiginosa, una ciudad atropellada a la que por suerte el paso del tiempo ha respetado en buena medida, gracias a lo cual sigue siendo un gran atractivo poder disfrutar de un callejeo tranquilo por el barrio antiguo en el centro de la ciudad. Para la mayor parte de la gente que llega de fuera la nota inicial más relevante es la cantidad de motos que pululan de forma aparentemente alocada por sus calles y el consiguiente riesgo indiscutible que entraña la complicada tarea de tener que cruzar de una acera a otra. Los semáforos no son de verdad y lo pasos de peatones meramente decorativos. Nadie los aprecia. No queda otra que echarle valor, lanzarse al ruedo con convencimiento, con paso constante y controlando el riesgo por el rabillo del ojo. El éxito así está asegurado y se llega con relativa facilidad al otro lado de la calle, aunque no sirva de gran cosa porque las aceras están vetadas a los peatones, se han convertido por fuerza en el aparcamiento natural en el que reposan fatigados millares de motos. Después de la inútil aventura hay que lanzarse de nuevo al asfalto y acostumbrarse a compartir el aire con el zumbido de las avispas motorizadas que nos rodean por todas partes.
Hanoi está bien surtido de gente amable, buena comida y mucho que ver. No resulta fácil conocer con precisión el número de habitantes que cobijan estas ciudades asiáticas, las cifras nunca coinciden y es bien conocido que mucha población no está sujeta en modo alguno a los controles oficiales. Con todo y con eso se puede hablar sin mucho criterio y quizás sin demasiado desatino de unos ocho millones de habitantes en el área acompañados permanentemente de seis millones de motos lo que se mueve de un lado a otro por las calles de la capital.
Hanoi se encuentra al norte, es la capital de Vietnam y la segunda ciudad más grande del país, tras Ho Chi Minh que está a 1800 km de distancia hacia el sur. Es una de las entradas habituales por vía aérea. Durante mucho tiempo fue el gran centro político de Vietnam hasta que en el siglo XIX, durante el gobierno de la dinastía Nguyen, perdió el protagonismo en favor de Hué. Lo volvió a recuperar durante la primera mitad del XX al convertirse en la capital de la Indochina francesa. En 1976, al final de la guerra de Vietnam, es proclamada capital de un Vietnam reunificado.
Hanoi es una ciudad ajetreada, intensa, viva y un tanto vertiginosa, una ciudad atropellada a la que por suerte el paso del tiempo ha respetado en buena medida, gracias a lo cual sigue siendo un gran atractivo poder disfrutar de un callejeo tranquilo por el barrio antiguo en el centro de la ciudad. Para la mayor parte de la gente que llega de fuera la nota inicial más relevante es la cantidad de motos que pululan de forma aparentemente alocada por sus calles y el consiguiente riesgo indiscutible que entraña la complicada tarea de tener que cruzar de una acera a otra. Los semáforos no son de verdad y lo pasos de peatones meramente decorativos. Nadie los aprecia. No queda otra que echarle valor, lanzarse al ruedo con convencimiento, con paso constante y controlando el riesgo por el rabillo del ojo. El éxito así está asegurado y se llega con relativa facilidad al otro lado de la calle, aunque no sirva de gran cosa porque las aceras están vetadas a los peatones, se han convertido por fuerza en el aparcamiento natural en el que reposan fatigados millares de motos. Después de la inútil aventura hay que lanzarse de nuevo al asfalto y acostumbrarse a compartir el aire con el zumbido de las avispas motorizadas que nos rodean por todas partes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario