La ciudad de Hué fue durante casi 150 años la capital de Vietnam y la residencia de los emperadores. Por ello, durante todo este tiempo a lo largo del Rio Perfume se han ido construyendo y han llegado hasta nosotros las tumbas imperiales de los emperadores de la dinastía Nguyen, la última dinastía que gobernó el país. Se trata de gigantescos complejos funerarios construidos entre los siglos XIX y XX, auténticas obras maestras de los artesanos vietnamitas, que nos permiten hacernos una idea del planteamiento que en la época y en el lugar se hacía de la vida después de la muerte.
La tumba de Minh Mang es posiblemente una de las más admiradas del conjunto junto con la de Tu Duc. Está consagrada por completo a la pintura, la poesía y la filosofía. Fue el propio monarca quien diseñó los planos, aunque no llegó a ver terminada su construcción porque murió antes.
Su recinto amurallado forma un conjunto ideal para la contemplación y el desarrollo de las artes. A lo largo de su eje principal hay un patio rodeado de estatuas de guerreros, numerosos templos y varios puentes antes de llegar al gran túmulo funerario.
Posiblemente la más espectacular de las siete tumbas que se conservan en los alrededores de Hué sea la de Tu Duc, diseñada por él mismo y muy bien integrada con el paisaje en medio de una naturaleza frondosa, con lagos, puentes y preciosas construcciones de madera. Un espacio singular, plácido y apacible que en su momento fue utilizado por el emperador como retiro temporal y como palacio de verano.
El emperador Tu Duc ha pasado a la historia considerado por muchos como un traidor por permitir que Vietnam del Sur pasase a ser un protectorado francés durante su reinado.
Hay que señalar que, por paradójico que resulte, el cuerpo del emperador Tu Duc no se encuentra en su tumba. Según parece, para evitar saqueos se decidió que fuese enterrado en otro lugar dentro del complejo, junto a sus tesoros. Además, para evitar que cayesen en la tentación, todos los que participaron en su entierro fueron ejecutados.
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