miércoles, 13 de diciembre de 2017

Hoi An




Es verdad que tanto la bahía de Halong como Sapa y los alrededores son auténticos puntos fuertes turísticos de Vietnam, pero no es menos cierto que la ciudad de Hoi An tiene méritos sobrados para competir por los primeros puestos en la lista de lugares imprescindibles durante una visita al país.


























Hoi An está escapada de otra época, parece sacada de un cuento; es tranquila, transitable, con muchas casas centenarias que visitar, preciosas pagodas, un mercado que hierve de actividad y múltiples monumentos de interés. No es que tenga algo puntual impactante o una visita imprescindible que hacer, lo que resulta realmente especial es pasear sin prisas por el centro de la ciudad que, para mayor encanto, se cierra durante horas al día al tráfico motorizado. Prueba de la belleza y el valor de su casco histórico es el título otorgado a la ciudad como Patrimonio de la Humanidad en 1999.


Hoi An fue durante siglos un importante puerto fluvial en el que chinos, japoneses y europeos se han ido asentando. La actividad de la ciudad ha girado siempre en torno al río Thu Bon. El pintoresco Puente Japonés, una construcción de madera del siglo XVI, es uno de los símbolos representativos de la ciudad y seguramente el monumento más fotografiado. El paseo por la ribera con sus multicolores barcas amarradas es obligado y el mercado central otro de los lugares destacados.




El Puente Japonés unía el barrio chino con el japonés. Cada lado del mismo está custodiado por un guardián, un mono y un perro, que representan el año en que comenzó a construirse y el año en el que se terminó. Dice la leyenda que había monstruo llamado Cu, que tenía el cuerpo tan grande, que la cabeza la tenía en India, el cuerpo en Vietnam y la cola en en Japón. Aquel monstruo cada vez que movía su cola provocaba terremotos y desgracias en Japón, así que decidieron construir los pilares de piedra de este puente sobre el corazón de Cu, para así causarle la muerte.


En el paseo obligado por las márgenes del río, que con cierta frecuencia se desborda, se disfruta de múltiples rincones con encanto y hay muchos restaurantes para degustar platos de la famosa cocina local, que cuenta con tres platos tradicionales, el cao lau, unos deliciosos fideos planos de arroz, con brotes de soja, verdura y todo cubierto de picatostes con tocino, el hoanh thank, una variante del wan tun frito chino, pasta de arroz rellena de carne con verduras y la llamada white rose, gambas cocidas al vapor envueltas en papel de arroz. 

Otro de los sitios de visita obligatoria es el mercado, un concentrado de actividad con un trasiego constante. El mercado se sitúa a escasos metros del puerto y es por eso que gran parte de las transacciones comerciales que en él se realizan giran alrededor del pescado y demás productos del mar. Sin embargo, en él se puede encontrar de todo, no solamente comestibles sino artículos de regalo, boutiques o talleres de reparación de electrodomésticos.

Cuando llega la noche, Hoi An se vuelve todavía más mágica, más atractiva, más tentadora gracias a los farolillos con luces multicolores que envuelven la parte vieja de la ciudad y que le proporcionan un encantador aire romántico.






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