viernes, 8 de diciembre de 2017

Un templo a la literatura




Resulta reconfortante que en cualquier lugar del mundo se levante un templo a la literatura. En Vietnam no solo existe sino que incluso está impreso en el reverso de los billetes de cien mil dongs. Según parece, éste de Hanoi fue construido en honor a Confucio en el año 1070 por el rey Ly Thang Tong y en él se ubicó la primera Universidad de Vietnam, entonces llamada Academia Imperial, hacia el año 1076. Es importante señalar que este remanso de paz en medio del bullicio callejero de Hanoi es uno de los pocos lugares dedicados a Confucio, ya que Vietnam es mayoritariamente budista. 


La universidad funcionó durante 700 años. Inicialmente el acceso solo estaba permitido a los príncipes, los nobles y la realeza aunque posteriormente abrió sus puertas también a los estudiantes más sobresalientes del país. Se dice que la dificultad era tal, que tan solo unos pocos estudiantes eran capaces de superar los exámenes. Tanto es así que el nombre de estos 2313 estudiantes selectos se esculpió en 116 losetas de piedra para la posteridad. En los patios se conservan 82 de las 116 losetas, que se apoyan sobre tortugas (símbolo de longevidad en la cultura vietnamita). Es costumbre tocar la cabeza de estas tortugas porque dicen da buena suerte. Por eso el estado de conservación de algunas no es muy bueno.


El templo estaba compuesto por 5 patios consecutivos pero, tras los bombardeos franceses de 1947 uno de ellos fue destruido. El acceso principal se hace a través de dos grandes jardines. Cruzándolos se llega a la parte central, denominada Constelación de la Literatura, en la que se encuentran las 82 losas grabadas con los nombres de los estudiantes. Las losas son sin lugar a dudas, lo más valioso del templo.

La siguiente parte del complejo es la sala principal, con grandes estatuas de Confucio y sus discípulos. Tras esta sala, se encontraba antiguamente la sede de la universidad, destruida por las bombas francesas en el año 1947. Otra de las reliquias es una campana del año 1768. Junto a ella una loseta con unas letras o melodías y enfrente un gran tambor.

En la parte superior, a ambos lados, sendas estatuas protegen el templo de los malos espíritus y permiten el acceso a su interior a los buenos espíritus.


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